Pedro Chaves, miembro permanente de la dirección federal de IU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III, es el director de la Fundación Europea de los Ciudadanos, que organiza, junto a la Fundación Horacio Fernández Inguanzo, unas jornadas sobre cooperación al desarrollo en las que ayer ofreció una charla. Chaves considera que «hay zonas del planeta que pueden desaparecer con sus habitantes incluidos y no pasaría absolutamente nada», al estar al margen de las áreas que concentran la riqueza mundial.
-Ésa es una de las consecuencias de los procesos de globalización en curso, que han producido la desmaterialización de la economía, con la exclusión de zonas crecientes del planeta de las dinámicas económicas globales, y si desaparecieran, lamentablemente, no ocurriría nada; la economía del mundo seguiría funcionando. En Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón se concentra el 90 por ciento de los intercambios comerciales y de las inversiones productivas del mundo. Hay lugares del planeta desconectados de la economía global y ésa es una de las explicaciones de los fenómenos de inmigración masiva hacia el Primer Mundo.
-¿Cree que esa situación del Tercer Mundo importa a la gente del primero?
-Hay una deficiencia de sensibilización. No se puede culpar a la gente de eso. Es muy complicado estar viendo reiteradamente las desgracias de otro y sentir siempre una sensación de zozobra. Sí se demuestra un alto nivel de solidaridad cuando ocurren catástrofes en algunos lugares del planeta. Hace falta más; entender una lógica que es que lo que nos pasa a nosotros tiene que ver con lo que les pasa a otros. Nuestro bienestar es fruto del malestar de otros. Nosotros consumimos el 90 por ciento de los recursos naturales. Hay una parte del mundo que vive a costa de la otra.
-¿Ante esta visión, que se puede hacer?
-La primera tendencia es sumirte en la melancolía. Pero igual que se hizo un acuerdo mundial sobre la capa de ozono y que parece razonable que se alcance un acuerdo antes o después sobre el Protocolo de Kioto, creo que habría que buscar un consenso similar para replantearnos cómo deberíamos organizar el mundo para que podamos sobrevivir todos. Para que todos los habitantes del mundo pudieran vivir con el nivel de los estadounidenses harían falta tres planetas. Pero sólo tenemos uno.
-¿La globalización culpable?
-Habría que hablar de globalizaciones. Procesos simultáneos que se están interconectando y están agudizando esta situación; que se incrementen la desigualdad y la exclusión. Se ve la asimetría entre el Sur y el Norte, que aparecen sures en el Norte y que se empobrecen más las zonas que ya estaban empobrecidas.
-Una de las características de la globalización es la facilidad para el movimiento libre de capitales y la dificultad para el de las personas.
-Efectivamente, el sistema financiero es un mercado global y sin barreras las 24 horas del día. No ocurre así en el tema comercial, que está muy limitado por acuerdos, y menos en el tema de las personas. Los fenómenos de inmigración masiva en los últimos años son una consecuencia de esto. ¿Pensamos que es posible limitar los fenómenos de inmigración mientras no se cambie el modelo de relación económica? ¿Creemos que construyendo más vallas podemos impedir que los excluidos quieran participar del botín? Eso es complicado. Sólo falta que alguien plantee bombardear los cayucos.
-¿Se está intentando poner puertas al campo?
-Claro. La inmigración es un proceso que estamos alimentando desde el Primer Mundo y que un Estado no puede solucionar. Además, centrar el problema en la seguridad es un disparate.
-Esa inmigración ilegal acaba en marginalidad.
-Antes los excluidos eran los trabajadores con bajo nivel de ingresos. Ahora lo son los inmigrantes. A la exclusión económica se suma la cultural. Eso se convierte en una situación muy exclusiva. Lo que molesta es la pobreza, no que sean extranjeros; en Marbella no molestaban los mafiosos rusos, porque se gastaban millones en las joyerías, ni molestaban los saudíes, que son sunnitas y talibanes de la religión, porque eran ricos. Nadie se molestó. No molesta el otro porque es distinto, molesta porque es pobre. Con los excluidos o reconducimos la situación o vamos a necesitar mucha policía, una de dos. Para eso hace falta reconstruir el contrato social y el económico, volviendo a regularizar los mercados laborales para que no contribuyan al abaratamiento de costes.
-Critica el efecto de la globalización sobre el Tercer Mundo. ¿No beneficia a algunas de estas zonas la deslocalización de empresas?
-Las deslocalizaciones demuestran que todos estamos afectados por la globalización. Pero el desarrollo de los nuevos países emergentes no se debe a esto. China e India, por ejemplo, tienen un desarrollo endógeno, que tiene que ver con un incremento de sus propias potencialidades, aparte de que se estén aprovechando del contexto de la globalización.
-¿Cree que se están diluyendo los estados ante la emergencia de poderes económicos como las multinacionales?
-No sólo tienen ellas el poder. Lo que se ha formado es un nuevo soberano supranacional en el que están las multinacionales, organizaciones públicas como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y algunos estados como EE UU y Alemania. Este conglomerado es el soberano que está por encima de las soberanías nacionales y sus integrantes se ponen de acuerdo para dirigir la economía mundial en una determinada dirección.
-En Sudamérica echan chispas con empresas españolas.
-Nos alegra que Repsol haya llegado finalmente a un acuerdo con el Gobierno boliviano, que supondrá que Repsol pase 800 millones de dólares anuales a Bolivia por sus recursos. Es como para morirse de risa. Antes era un auténtico saqueo, no en beneficio de España, sino de sus accionistas. También fue tremendo el saqueo de bienes públicos argentinos para beneficio privado con la privatización de YPF.
-¿Y el papel del Gobierno de Zapatero?
-Ha habido cuestiones positivas, como la reconstrucción de relaciones que estaban muy deterioradas con Cuba y Venezuela. Pero el Gobierno duda mucho y es muy vulnerable a las presiones económicas. En Bolivia, a pesar de que han sido sensibles a las peticiones del Gobierno boliviano, han sido más sensibles a las exigencias de Repsol. Y han sido especialmente sensibles a las exigencias de Repsol en Guinea, con la visita de un dictador como Obiang. Tienen que aclararse respecto a qué se debe dar prioridad, si a la democracia, derechos humanos y relaciones igualitarias o si lo que debe primar en las relaciones internacionales son los intereses de las multinacionales.
-Los republicanos pierden las legislativas en EE UU. ¿Fin a la estrategia de guerras preventivas tras el 11-S?
-El 11-S fue un drama, igual que el 11-M. Un atentado criminal cuyos responsables deben pagar con la cárcel. Ahora bien, hizo que la Administración republicana optara por colocar la lucha contra el terrorismo como eje estructurador del nuevo escenario internacional. Eso ha sido muy negativo, porque entiende todos los conflictos en términos de seguridad, de terroristas contra no terroristas. Eso es una simplificación de los conflictos. Además, esconde la naturaleza y explicación de algunos de estos conflictos, que nacen de la pobreza y de la exclusión política, social, cultural y económica. Hay que felicitarse porque la Administración Bush ha recibido la lección amarga de su propia medicina, con el resultado de las últimas elecciones. Han sido derrotados porque la población, que tradicionalmente ha votado en clave nacional, está harta de la guerra de Irak. Estamos ante la perspectiva de un cambio. Después de esto las cosas no van a ser de la misma manera.
LNE
-Ésa es una de las consecuencias de los procesos de globalización en curso, que han producido la desmaterialización de la economía, con la exclusión de zonas crecientes del planeta de las dinámicas económicas globales, y si desaparecieran, lamentablemente, no ocurriría nada; la economía del mundo seguiría funcionando. En Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón se concentra el 90 por ciento de los intercambios comerciales y de las inversiones productivas del mundo. Hay lugares del planeta desconectados de la economía global y ésa es una de las explicaciones de los fenómenos de inmigración masiva hacia el Primer Mundo.
-¿Cree que esa situación del Tercer Mundo importa a la gente del primero?
-Hay una deficiencia de sensibilización. No se puede culpar a la gente de eso. Es muy complicado estar viendo reiteradamente las desgracias de otro y sentir siempre una sensación de zozobra. Sí se demuestra un alto nivel de solidaridad cuando ocurren catástrofes en algunos lugares del planeta. Hace falta más; entender una lógica que es que lo que nos pasa a nosotros tiene que ver con lo que les pasa a otros. Nuestro bienestar es fruto del malestar de otros. Nosotros consumimos el 90 por ciento de los recursos naturales. Hay una parte del mundo que vive a costa de la otra.
-¿Ante esta visión, que se puede hacer?
-La primera tendencia es sumirte en la melancolía. Pero igual que se hizo un acuerdo mundial sobre la capa de ozono y que parece razonable que se alcance un acuerdo antes o después sobre el Protocolo de Kioto, creo que habría que buscar un consenso similar para replantearnos cómo deberíamos organizar el mundo para que podamos sobrevivir todos. Para que todos los habitantes del mundo pudieran vivir con el nivel de los estadounidenses harían falta tres planetas. Pero sólo tenemos uno.
-¿La globalización culpable?
-Habría que hablar de globalizaciones. Procesos simultáneos que se están interconectando y están agudizando esta situación; que se incrementen la desigualdad y la exclusión. Se ve la asimetría entre el Sur y el Norte, que aparecen sures en el Norte y que se empobrecen más las zonas que ya estaban empobrecidas.
-Una de las características de la globalización es la facilidad para el movimiento libre de capitales y la dificultad para el de las personas.
-Efectivamente, el sistema financiero es un mercado global y sin barreras las 24 horas del día. No ocurre así en el tema comercial, que está muy limitado por acuerdos, y menos en el tema de las personas. Los fenómenos de inmigración masiva en los últimos años son una consecuencia de esto. ¿Pensamos que es posible limitar los fenómenos de inmigración mientras no se cambie el modelo de relación económica? ¿Creemos que construyendo más vallas podemos impedir que los excluidos quieran participar del botín? Eso es complicado. Sólo falta que alguien plantee bombardear los cayucos.
-¿Se está intentando poner puertas al campo?
-Claro. La inmigración es un proceso que estamos alimentando desde el Primer Mundo y que un Estado no puede solucionar. Además, centrar el problema en la seguridad es un disparate.
-Esa inmigración ilegal acaba en marginalidad.
-Antes los excluidos eran los trabajadores con bajo nivel de ingresos. Ahora lo son los inmigrantes. A la exclusión económica se suma la cultural. Eso se convierte en una situación muy exclusiva. Lo que molesta es la pobreza, no que sean extranjeros; en Marbella no molestaban los mafiosos rusos, porque se gastaban millones en las joyerías, ni molestaban los saudíes, que son sunnitas y talibanes de la religión, porque eran ricos. Nadie se molestó. No molesta el otro porque es distinto, molesta porque es pobre. Con los excluidos o reconducimos la situación o vamos a necesitar mucha policía, una de dos. Para eso hace falta reconstruir el contrato social y el económico, volviendo a regularizar los mercados laborales para que no contribuyan al abaratamiento de costes.
-Critica el efecto de la globalización sobre el Tercer Mundo. ¿No beneficia a algunas de estas zonas la deslocalización de empresas?
-Las deslocalizaciones demuestran que todos estamos afectados por la globalización. Pero el desarrollo de los nuevos países emergentes no se debe a esto. China e India, por ejemplo, tienen un desarrollo endógeno, que tiene que ver con un incremento de sus propias potencialidades, aparte de que se estén aprovechando del contexto de la globalización.
-¿Cree que se están diluyendo los estados ante la emergencia de poderes económicos como las multinacionales?
-No sólo tienen ellas el poder. Lo que se ha formado es un nuevo soberano supranacional en el que están las multinacionales, organizaciones públicas como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y algunos estados como EE UU y Alemania. Este conglomerado es el soberano que está por encima de las soberanías nacionales y sus integrantes se ponen de acuerdo para dirigir la economía mundial en una determinada dirección.
-En Sudamérica echan chispas con empresas españolas.
-Nos alegra que Repsol haya llegado finalmente a un acuerdo con el Gobierno boliviano, que supondrá que Repsol pase 800 millones de dólares anuales a Bolivia por sus recursos. Es como para morirse de risa. Antes era un auténtico saqueo, no en beneficio de España, sino de sus accionistas. También fue tremendo el saqueo de bienes públicos argentinos para beneficio privado con la privatización de YPF.
-¿Y el papel del Gobierno de Zapatero?
-Ha habido cuestiones positivas, como la reconstrucción de relaciones que estaban muy deterioradas con Cuba y Venezuela. Pero el Gobierno duda mucho y es muy vulnerable a las presiones económicas. En Bolivia, a pesar de que han sido sensibles a las peticiones del Gobierno boliviano, han sido más sensibles a las exigencias de Repsol. Y han sido especialmente sensibles a las exigencias de Repsol en Guinea, con la visita de un dictador como Obiang. Tienen que aclararse respecto a qué se debe dar prioridad, si a la democracia, derechos humanos y relaciones igualitarias o si lo que debe primar en las relaciones internacionales son los intereses de las multinacionales.
-Los republicanos pierden las legislativas en EE UU. ¿Fin a la estrategia de guerras preventivas tras el 11-S?
-El 11-S fue un drama, igual que el 11-M. Un atentado criminal cuyos responsables deben pagar con la cárcel. Ahora bien, hizo que la Administración republicana optara por colocar la lucha contra el terrorismo como eje estructurador del nuevo escenario internacional. Eso ha sido muy negativo, porque entiende todos los conflictos en términos de seguridad, de terroristas contra no terroristas. Eso es una simplificación de los conflictos. Además, esconde la naturaleza y explicación de algunos de estos conflictos, que nacen de la pobreza y de la exclusión política, social, cultural y económica. Hay que felicitarse porque la Administración Bush ha recibido la lección amarga de su propia medicina, con el resultado de las últimas elecciones. Han sido derrotados porque la población, que tradicionalmente ha votado en clave nacional, está harta de la guerra de Irak. Estamos ante la perspectiva de un cambio. Después de esto las cosas no van a ser de la misma manera.
LNE
2 comments:
Hola:
Te encontré buscando sobre la deslocalización
Muy interesante la exposición
Una consecuencia importante es que en los países ricos se desplaza la actividad desde el sector industrial al sector servicios, los trabajadores con empleos fijos y seguros empiezan a perder derechos laborales y sociales; se convierten con frecuencia en empleados temporales, empleados a tiempo parcial y autónomos. La transitoriedad se vuelve un factor clave también en el mundo laboral de los países desarrollados.
saludos
Otro problema, es cuando los paises ricos aplican politicas de migracion selectiva, dando preferencia aquellos que tienen estudios y rechazando a los menos formados. Con lo cual a los paises en subdesarrollo pierden a los unicos formados para poder colaborar con sacar a sus paises de dicho atraso.
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