Recientemente, la Generalitat Valenciana se ha opuesto de manera tajante a las prospecciones petrolíferas que se habían planteado frente a la costa valenciana debido a su severa afectación paisajística. Desconozco los detalles de esta cuestión, por lo que nada tengo que objetar. Posiblemente sea acertado. Lo que en el mismo orden de cosas resulta profundamente contradictorio es que atropellos medioambientales y paisajísticos similares o más graves que el mencionado sean directamente propiciados en el interior valenciano por la misma administración autonómica popular. Me refiero a los parques eólicos proyectados por la Conselleria de Infraestructuras y Transportes en un malsano compadreo con la empresa Renomar en la zona 9 del Plan Eólico Valenciano.
Concretamente, el Ayuntamiento de Requena dictaminó hace tres meses en contra de la ubicación de 57 aerogeneradores en dos de los parajes medioambientalmente más relevantes de su término municipal: las sierras del Tejo y Juan Navarro. Estas zonas están calificadas en las normas municipales desde hace más de 10 años como de especial protección forestal, indicando que «se deberá asegurar en todo caso la conservación de sus elementos naturales, suelo, flora, fauna y paisaje». Algo que, desde luego, no ocurrirá si finalmente la conselleria resuelve ejecutar este proyecto si hace caso omiso del dictamen municipal.
Para instalar estos aerogeneradores de más de 100 metros de altura (visibles, por tanto, desde muchos kilómetros de distancia) y construir las infraestructuras necesarias para los parques, se menoscabarán masas forestales muy importantes y se afectará irreversiblemente la fauna y el paisaje de estos valiosos y escasos espacios de interés natural. No acaba aquí el desastre, pues resulta incuestionable el efecto negativo de estos parques sobre el turismo rural o las actividades deportivas y de ocio en la naturaleza, áreas de desarrollo económico hasta ahora en expansión.
La tramitación de todo este asunto ha sido llevado por la conselleria con la furtividad de los villanos: en sigilo, con urgencia y fijando plazos de alegaciones en el mes de agosto. Sin un proceso de consultas previas a los agentes individuales, institucionales o sociales afectados o interesados en un proyecto que produciría efectos irreversibles. Cualquier lector sensato se preguntará si es que no había otro emplazamiento posible para los parques eólicos en Requena. Por supuesto que sí, no en vano nuestro municipio es el más extenso de la Comunitat Valenciana. Nadie piense que aquí la opinión pública está en contra del uso de energías renovables como la eólica. El consistorio y las asociaciones movilizadas en contra de esta atrocidad han planteado alternativas solventes en extensas zonas del municipio ya degradadas medioambientalmente y fuertemente antropizadas.
El juicioso lector seguirá preguntándose cómo es posible que se haya elegido entonces ese emplazamiento. Pues sencillamente porque era el más rentable para la empresa Renomar, que no parece muy partidaria de pamplinas como esas de que las empresas deben contraer una responsabilidad social. A llenar la bolsa rápido, a atrapar subvenciones como sea, aunque sea incurriendo en el flagrante dislate de usar energías renovables a costa de la sostenibilidad del medio ambiente. Para terminar de formar la banda, se ha unido una conselleria más interesada en propiciar los intereses de sus amigos que en defender los intereses generales. El interior no es la costa.
Es probable que el juicioso y sensato lector, si además es sensible, si ha tenido paciencia y no ha abandonado ya la lectura de esta carta, pueda hacerse una idea del sentimiento de indignación que aquí tenemos muchas personas.
levante-emv.com
Concretamente, el Ayuntamiento de Requena dictaminó hace tres meses en contra de la ubicación de 57 aerogeneradores en dos de los parajes medioambientalmente más relevantes de su término municipal: las sierras del Tejo y Juan Navarro. Estas zonas están calificadas en las normas municipales desde hace más de 10 años como de especial protección forestal, indicando que «se deberá asegurar en todo caso la conservación de sus elementos naturales, suelo, flora, fauna y paisaje». Algo que, desde luego, no ocurrirá si finalmente la conselleria resuelve ejecutar este proyecto si hace caso omiso del dictamen municipal.
Para instalar estos aerogeneradores de más de 100 metros de altura (visibles, por tanto, desde muchos kilómetros de distancia) y construir las infraestructuras necesarias para los parques, se menoscabarán masas forestales muy importantes y se afectará irreversiblemente la fauna y el paisaje de estos valiosos y escasos espacios de interés natural. No acaba aquí el desastre, pues resulta incuestionable el efecto negativo de estos parques sobre el turismo rural o las actividades deportivas y de ocio en la naturaleza, áreas de desarrollo económico hasta ahora en expansión.
La tramitación de todo este asunto ha sido llevado por la conselleria con la furtividad de los villanos: en sigilo, con urgencia y fijando plazos de alegaciones en el mes de agosto. Sin un proceso de consultas previas a los agentes individuales, institucionales o sociales afectados o interesados en un proyecto que produciría efectos irreversibles. Cualquier lector sensato se preguntará si es que no había otro emplazamiento posible para los parques eólicos en Requena. Por supuesto que sí, no en vano nuestro municipio es el más extenso de la Comunitat Valenciana. Nadie piense que aquí la opinión pública está en contra del uso de energías renovables como la eólica. El consistorio y las asociaciones movilizadas en contra de esta atrocidad han planteado alternativas solventes en extensas zonas del municipio ya degradadas medioambientalmente y fuertemente antropizadas.
El juicioso lector seguirá preguntándose cómo es posible que se haya elegido entonces ese emplazamiento. Pues sencillamente porque era el más rentable para la empresa Renomar, que no parece muy partidaria de pamplinas como esas de que las empresas deben contraer una responsabilidad social. A llenar la bolsa rápido, a atrapar subvenciones como sea, aunque sea incurriendo en el flagrante dislate de usar energías renovables a costa de la sostenibilidad del medio ambiente. Para terminar de formar la banda, se ha unido una conselleria más interesada en propiciar los intereses de sus amigos que en defender los intereses generales. El interior no es la costa.
Es probable que el juicioso y sensato lector, si además es sensible, si ha tenido paciencia y no ha abandonado ya la lectura de esta carta, pueda hacerse una idea del sentimiento de indignación que aquí tenemos muchas personas.
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