El director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Claude Mandil, subrayó hoy que para controlar los efectos del calentamiento climático del planeta no basta con esperar los logros de nuevas tecnologías, sino que hay que aplicar de forma inmediata políticas de eficiencia energética.
'No podemos permitirnos el lujo de esperar a que los saltos tecnológicos produzcan efectos' de reducción de gases de efecto invernadero en la producción de energía, advirtió Mandil en la primera jornada de la Conferencia para un Gobierno Ecológico Mundial que concluye mañana, sábado, en París.
Añadió que hay que aplicarse en la toma de medidas de eficiencia energética a partir de los conocimientos disponibles e ilustró el potencial que ofrece.
Explicó que, si para la iluminación en el mundo se utilizaran las tecnologías más eficientes actualmente disponibles, el consumo de esta partida disminuiría en un 40%, y recordó que la mayor parte de las políticas de eficiencia energética son económicamente rentables porque permiten el ahorro de recursos y que además refuerzan la independencia en el aprovisionamiento de los países que las aplican.
El dirigente de la AIE aseguró que con eficiencia energética se podrían reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el mundo en el horizonte del año 2050, pero para lograrlo hace falta acuerdos en el marco de 'una cooperación internacional generalizada'.
Se trata de una forma de sumarse a la idea del presidente de Francia, Jacques Chirac, de crear un organismo asociado a la ONU encargado de cuestiones medioambientales, que era el objetivo de la conferencia organizada hoy en París, que se celebró en coincidencia con la presentación del nuevo informe del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
A largo plazo, argumentó el director general de la AIE -que reúne a los principales países desarrollados, grandes consumidores de energía-, serán necesarios 'saltos tecnológicos' en todos los sectores, como en el de las energías renovables y los biocarburantes.
Pero también lo serán en la explotación del carbón, que a su juicio seguirá siendo una de las principales fuentes de energía en el siglo XXI -el volumen de recursos es mucho mayor que el de petróleo o gas-, por lo que habrá que trabajar en técnicas para la captura de carbono.
Mandil subrayó que en el terreno de la energía 'las tendencias actuales no son aceptables' porque prevén un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para el año 2030.
'No podemos permitirnos el lujo de esperar a que los saltos tecnológicos produzcan efectos' de reducción de gases de efecto invernadero en la producción de energía, advirtió Mandil en la primera jornada de la Conferencia para un Gobierno Ecológico Mundial que concluye mañana, sábado, en París.
Añadió que hay que aplicarse en la toma de medidas de eficiencia energética a partir de los conocimientos disponibles e ilustró el potencial que ofrece.
Explicó que, si para la iluminación en el mundo se utilizaran las tecnologías más eficientes actualmente disponibles, el consumo de esta partida disminuiría en un 40%, y recordó que la mayor parte de las políticas de eficiencia energética son económicamente rentables porque permiten el ahorro de recursos y que además refuerzan la independencia en el aprovisionamiento de los países que las aplican.
El dirigente de la AIE aseguró que con eficiencia energética se podrían reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el mundo en el horizonte del año 2050, pero para lograrlo hace falta acuerdos en el marco de 'una cooperación internacional generalizada'.
Se trata de una forma de sumarse a la idea del presidente de Francia, Jacques Chirac, de crear un organismo asociado a la ONU encargado de cuestiones medioambientales, que era el objetivo de la conferencia organizada hoy en París, que se celebró en coincidencia con la presentación del nuevo informe del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
A largo plazo, argumentó el director general de la AIE -que reúne a los principales países desarrollados, grandes consumidores de energía-, serán necesarios 'saltos tecnológicos' en todos los sectores, como en el de las energías renovables y los biocarburantes.
Pero también lo serán en la explotación del carbón, que a su juicio seguirá siendo una de las principales fuentes de energía en el siglo XXI -el volumen de recursos es mucho mayor que el de petróleo o gas-, por lo que habrá que trabajar en técnicas para la captura de carbono.
Mandil subrayó que en el terreno de la energía 'las tendencias actuales no son aceptables' porque prevén un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para el año 2030.
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