by DAVID TABERNA
«Las energías renovables pueden ser y están siendo un gran negocio para las empresas», señala Carlos López Blanco, vicepresidente ejecutivo de la Fundación de la Innovación Bankinter, que ayer participó en una jornada sobre Energía: El desafío de la demanda celebrada en la Universidad de Deusto de Donostia.
- ¿Cuál es el grado de preocupación en torno al posible desequilibrio entre la oferta y la demanda energética?
- No sabríamos poner una nota, pero sí sabemos cuáles son las incertidumbres a las que nos enfrentamos. Y la fundamental es cuánto tiempo va a pasar hasta que seamos capaces de cambiar el modelo energético: del actual -basado en la utilización de combustibles fósiles muy contaminantes- a un nuevo modelo en el que su dependencia sea muy reducida. Ese es el problema fundamental al que se le puede añadir un agravante.
- ¿Cuál?
- Hay una serie de países que están teniendo unas políticas muy activas en la sustitución de energías tradicionales por otras más limpias. En cambio, las economías que más van a crecer en las próximas décadas van a tener un peso mayor en el consumo energético global, pero su comportamiento energético ni es eficiente ni va enfocado al mundo de las energías renovables. Nos vamos a encontrar con una paradoja. Aunque va a crecer mucho la utilización de energías renovables en término absolutos, en el futuro caerá su utilización en términos relativos. El porcentaje de energías renovables es ahora mayor que el que habrá en diez o quince años. Éste es el mayor problema que tenemos que resolver. Por mucho esfuerzo que hagamos, la tendencia de países como China e India invita a pensar que aumentará el consumo de combustibles fósiles.
- ¿Y qué se puede hacer?
- Hacer políticas en diferentes áreas de la energía. ¿Hay que apostar por las energías renovables? Sí, por todas. También hay que apostar por pautas de conducta de ciudadanos y empresas que reduzcan el consumo energético. A medio y largo plazo la solución vendrá a raíz de que los procesos de innovación en el mundo de la energía sean capaces de fomentar un nuevo modelo. Eso no justifica que ahora no hagamos nada. Es indispensable que a corto plazo se hagan esfuerzos para una mayor utilización de energías renovables y en una mayor conciencia de empresas y ciudadanos. En la medida de lo posible se intentará convencer a las economías emergentes. Pero eso será muy difícil.
- ¿La apuesta decidida por las energías renovables dependerá del precio del petróleo?
- El incentivo de las energías alternativas siempre tiene que ver con el precio del petróleo. Creo que Europa tiene que hacer una ventaja competitiva del uso de las energías renovables. No puede caer en esa trampa. Aquí se están jugando cosas más importantes que el suministro petrolífero, como la defensa del medio ambiente.
- En los últimos años han surgido más voces alabando las ventajas de la energía nuclear.
- La energía nuclear es una posible respuesta a este tipo de encrucijadas. Es una energía local y que en los últimos años ha avanzado mucho en el tema de la seguridad. Parece indiscutible que Europa y España van a tener que plantearse seriamente el debate nuclear. Si no hay energía nuclear habrá que encontrar otro tipo de energía. Y, por desgracia, la energía eólica o solar no tiene esa capacidad. Nos guste o no. Por su parte, hay que alejar el debate nuclear del debate político.
- ¿Las empresas han descubierto las oportunidades de negocio que han surgido con las energías renovables?
- Sin duda. En España tenemos la gran suerte de que la energía es una de las áreas donde la industria tiene una posición de liderazgo. Con una política regulatoria bien articulada y una clase empresarial que apueste por las energías renovables, esto puede ser un gran negocio y yo creo que lo está siendo.
- ¿Cuál es el grado de preocupación en torno al posible desequilibrio entre la oferta y la demanda energética?
- No sabríamos poner una nota, pero sí sabemos cuáles son las incertidumbres a las que nos enfrentamos. Y la fundamental es cuánto tiempo va a pasar hasta que seamos capaces de cambiar el modelo energético: del actual -basado en la utilización de combustibles fósiles muy contaminantes- a un nuevo modelo en el que su dependencia sea muy reducida. Ese es el problema fundamental al que se le puede añadir un agravante.
- ¿Cuál?
- Hay una serie de países que están teniendo unas políticas muy activas en la sustitución de energías tradicionales por otras más limpias. En cambio, las economías que más van a crecer en las próximas décadas van a tener un peso mayor en el consumo energético global, pero su comportamiento energético ni es eficiente ni va enfocado al mundo de las energías renovables. Nos vamos a encontrar con una paradoja. Aunque va a crecer mucho la utilización de energías renovables en término absolutos, en el futuro caerá su utilización en términos relativos. El porcentaje de energías renovables es ahora mayor que el que habrá en diez o quince años. Éste es el mayor problema que tenemos que resolver. Por mucho esfuerzo que hagamos, la tendencia de países como China e India invita a pensar que aumentará el consumo de combustibles fósiles.
- ¿Y qué se puede hacer?
- Hacer políticas en diferentes áreas de la energía. ¿Hay que apostar por las energías renovables? Sí, por todas. También hay que apostar por pautas de conducta de ciudadanos y empresas que reduzcan el consumo energético. A medio y largo plazo la solución vendrá a raíz de que los procesos de innovación en el mundo de la energía sean capaces de fomentar un nuevo modelo. Eso no justifica que ahora no hagamos nada. Es indispensable que a corto plazo se hagan esfuerzos para una mayor utilización de energías renovables y en una mayor conciencia de empresas y ciudadanos. En la medida de lo posible se intentará convencer a las economías emergentes. Pero eso será muy difícil.
- ¿La apuesta decidida por las energías renovables dependerá del precio del petróleo?
- El incentivo de las energías alternativas siempre tiene que ver con el precio del petróleo. Creo que Europa tiene que hacer una ventaja competitiva del uso de las energías renovables. No puede caer en esa trampa. Aquí se están jugando cosas más importantes que el suministro petrolífero, como la defensa del medio ambiente.
- En los últimos años han surgido más voces alabando las ventajas de la energía nuclear.
- La energía nuclear es una posible respuesta a este tipo de encrucijadas. Es una energía local y que en los últimos años ha avanzado mucho en el tema de la seguridad. Parece indiscutible que Europa y España van a tener que plantearse seriamente el debate nuclear. Si no hay energía nuclear habrá que encontrar otro tipo de energía. Y, por desgracia, la energía eólica o solar no tiene esa capacidad. Nos guste o no. Por su parte, hay que alejar el debate nuclear del debate político.
- ¿Las empresas han descubierto las oportunidades de negocio que han surgido con las energías renovables?
- Sin duda. En España tenemos la gran suerte de que la energía es una de las áreas donde la industria tiene una posición de liderazgo. Con una política regulatoria bien articulada y una clase empresarial que apueste por las energías renovables, esto puede ser un gran negocio y yo creo que lo está siendo.
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