Un estudio realizado por el Joint Research Centre, instituto de investigación que asesora a la Comisión Europea, recoge un cálculo económico para estimar los beneficios que reportarían a los agricultores europeos la siembra de cultivos biotecnológicos. Así, si el 75% de los agricultores franceses sembrara colza mejorada genéticamente (MG), ahorrarían 24 millones de euros en el coste del control de malas hierbas, con un beneficio económico global de 38 millones de euros.
Si los productores británicos adoptaran la remolacha transgénica, sus ahorros en el control de malas hierbas ascendería a 217 euros por hectárea, con un beneficio total de 33,5 millones de euros. Y si los agricultores andaluces emplearan algodón Bt resistente a insectos, los costes se les reducirían en 148 euros por cada hectárea.
El IPTS resume las conclusiones de su estudio:
• gracias al empleo de la biotecnología, los agricultores han obtenido beneficios mediante la reducción de los costes y, en ocasiones, aumentos en las cosechas.
• Varios análisis muestran que la adopción de los cultivos MG han beneficiado a los grandes y pequeños agricultores, con algunos casos específicos, como el algodón en China, donde los agricultores de pequeña escala registran mayores beneficios que los mayoristas.
• El algodón Bt ha implicado reducciones significativas en el uso de pesticidas.
• La soja transgénica ha implicado la sustitución de varios herbicidas por uno que es respetuoso con el medio ambiente, y se asocia con un reducido laboreo y menor empleo de combustibles y emisiones de CO2.
• Otros estudios añadidos muestran cambios positivos en el beneficio económico de los países que adoptan los cultivos biotecnológicos. En la mayoría de los casos, los agricultores son los más beneficiados, seguidos por las industrias de semillas y por los consumidores (debido a los precios más bajos).
• La segregación de los cultivos MG y no MG ocasionará costes de producción adicionales, y es posible que en algunos casos este coste supere al beneficio económico alcanzado gracias a las siembras de transgénicos.
El Instituto para los Estudios de Prospectiva Tecnológica (IPTS), perteneciente al Centro Común de Investigación de la Unión Europea (JRC, en sus siglas en inglés), ha preparado este documento de asesoramiento en materia de biotecnología a la Comisión Europea, en el que identifica las consecuencias, oportunidades y objetivos de este creciente campo de la ciencia. Sus amplias aplicaciones vas desde “nuevos procesos para ahorrar energía en la industria al proceso de producción de alimentos”.
El estudio, titulado The biotechnology for Europe Study - Bio4EU, destaca entre las potencialidades de la biotecnología los beneficios en la reducción de costes de producción y el incremento de las cosechas, además de un manejo más sencillo.
El informe recalca que los cultivadores de maíz Bt, modificado genéticamente para resistir la plaga del taladro, han alcanzado incrementos en las cosechas en torno a un 4.7%. Además, obtienen un promedio de 85 euros/hectárea más que quienes no cultivan transgénico.
Los beneficios que reporta la biotecnología se dirigen en un 75% a los agricultores y, en España, país pionero en Europa en cuanto a la adopción de la biotecnología agraria, no se han registrado efectos negativos del maíz Bt sobre insectos artrópodos que no son objetivo de la modificación genética. Tampoco se ha incrementado la resistencia del insecto del taladro al maíz transgénico.
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