Otras cuencas hidráulicas que desde hace mucho tenemos en cuenta para compensar esos contratiempos naturales son las de las aguas subterráneas, que constituyen un recurso natural de extraordinario valor.
Calculan los hidrogeólogos que el potencial acuífero subterráneo de nuestra provincia, una gran parte de la cual se destina a la población y a la economía, gira en torno a los 348,3 millones de metros cúbicos, distribuidos también de forma irregular.
¿Cuántas aguas necesitamos?
Hasta ahora, entre los principales consumidores de agua de las obras hidráulicas superficiales se encuentra el regadío agrícola. Según datos, las normas brutas de riego se diferencian entre las partes Norte y Sur de la geografía camagüeyana.
El cultivo y el laboreo de la caña de azúcar, por ejemplo, requieren de alrededor de 17 000 metros cúbicos por hectárea y los pastos se van por encima de los 18 000, sin incluir el arroz, que reúne tanto en la siembra con fangueo como para el verano hasta unos 43 000 metros cúbicos por hectárea, lo que nos da una dimensión de la que se necesita sólo para el desarrollo agropecuario, sin incluir industrias, comunidades e instalaciones sociales.
La licenciada en Física del Centro de Ingeniería Ambiental de Camagüey (CIAC), Kenia Adela Ramos Espinosa, lleva adelante el Proyecto de técnicas nucleares y conexas a la caracterización de las principales cuencas de agua subterránea de la provincia de Camagüey, un tema nada común cuyo objetivo es identificar y clasificar las cuencas de abasto de aguas subterráneas más importantes del territorio con el uso de la energía nuclear.
“El agua subterránea es un importante recurso hídrico del que nadie duda; sin embargo, poco sabemos del volumen de ese recurso, de sus tasas de recuperación, calidad y distribución geográfica”.
Para que nos lleguen los rayos cósmicos
En lo actual, el manejo de las aguas del subsuelo llevado a la práctica en el país, tiene como objeto usar la subterránea de manera que se alcance un estado de equilibrio en su existencia, tanto en cantidad como en calidad, incluyendo en ello la previsión de las tasas de renovación del manto subterráneo y de extracción, la dinámica del acuífero y los impactos potenciales de contaminación natural o a causa de irresponsabilidades humanas.
Sólo el estudio de métodos prácticos para su manejo sostenible podrá preservarlas en índices de disponibilidad, demanda y calidad. Una técnica moderna y precisa para alcanzar estos grados de eficiencia en los estudios es la medición de la composición isotópica de los átomos de oxígeno presentes en las moléculas del agua, también se incluye el análisis de la concentración de trítio, un isótopo radioactivo del hidrógeno, producido por la interacción de los rayos cósmicos con los componentes de la atmósfera. “La técnica isotópica es una rama de la hidrología encargada de identificar el origen del agua y conocer los procesos de mezcla entre las superficiales y las subterráneas, y nos coloca en una posición avanzada en el uso de la energía nuclear para la paz,” añade Kenia.
“El proyecto para las investigaciones de aguas del subsuelo que lleva adelante Camagüey es parte de la cooperación técnica financiada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), entidad de las Naciones Unidas que tiene, entre otros, el objetivo de facilitar información y transferir tecnología para la aplicación pacífica de la energía nuclear. Perseguimos, en lo esencial, caracterizar las principales cuencas hidrográficas subterráneas de la región, desde el punto de vista físico, químico e hidrodinámico, para establecer un seguro modelo de su comportamiento”.
Por supuesto que en estas investigaciones aparece la búsqueda de una guía tecnológica para el manejo sostenible del agua subterránea, deprimida en lo actual al punto de que, clasificadas como críticas se hallan las zonas de Sierra de Cubitas y Najasa, que aún sufren las consecuencias del extenso período de seca que nos azotó, así como la identificación de las áreas de recarga del acuífero.
Orden en el subsuelo
Hasta la fecha, la explotación de los acuíferos subterráneos no posee regulaciones muy estrictas, basta la necesidad para que se realicen las perforaciones y se fabriquen pozos sin ton ni son, y todo sin que de por medio se exija en rigor un permiso especial o el estudio específico para dictaminar capacidad de carga, calidad o norma de bombeo máximo en cada caso particular; tampoco se observan responsabilidades en las normas constructivas para los pozos o formas para evitar la contaminación de las aguas subterráneas o la mezcla no deseada de las de diferentes estratos.
Debemos reconocer que la contaminación de las aguas subterráneas constituye un serio problema al que nos enfrentamos, pues debido al lento desplazamiento de las mismas por entre los estratos, una vez contaminada, las acciones para rescatar su calidad son apenas eficientes.
La aplicación en Cuba de la energía nuclear a favor de la sociedad, como se proponen demostrar los estudios del CIAC, representa no solamente un logro científico, sino un noble e importante paso hacia el desarrollo de la vida, y con ello, la capacidad de lucha por la protección medioambiental.
Via|Adelante Digital | by Eduardo Labrada
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