by Yolanda Arenales
Muchos expertos también matizan que el futuro en este contexto significa empezar desde ya a introducir cambios tanto en las edificaciones nuevas como en las ya existentes.
"Tan sólo en cuanto a impacto de carbono, en el mundo desarrollado los edificios y casas están un 90% por debajo de lo que deberían", señala Alisdair McGregor, de la firma global de ingeniería y diseño Arup.
McGregor añade que el objetivo del Instituto Americano de Arquitectos (AIA) es conseguir que para 2030 todas las nuevas construcciones tengan un "impacto cero".
Para 2030, todas las viviendas serán eficientes en cuanto a consumo de energía y no afectarán el medio ambiente
Pero las emisiones de carbono constituyen sólo uno de los muchos aspectos en los que los edificios pueden contribuir a mejorar el medio ambiente, ya que se estima que un 40% de la energía total que se consume en Estados Unidos se utiliza para los edificios (residenciales y comerciales).
Glen Salas, ingeniero sénior de la organización Sociedad para la Tecnología Avanzada (PATH), hace referencia a un estudio del año pasado de la entidad McGraw-Hill Construction, según el cual para 2010 entre el 40% y el 50% de las casas serán verdes —conteniendo al menos de tres a cinco componentes con esas características— frente al 2% de 2006.
Por el momento, ya varios estados —como California, Nueva York y Wisconsin— ofrecen algunos incentivos importantes hacia la inclusión de sistemas de energía eficiente y positivo impacto medioambiental.
Además, algunos propietarios consideran este tipo de mejoras como una inversión que añade valor al inmueble.
"Nosotros planeamos vender la casa como en unos tres años, pero creemos que una ventaja añadida cuando salga al mercado será contar con paneles solares", dice Mónica Sherman, de Chino, California, quien acaba de reinvertir 28 mil dólares sacados de la plusvalía de su vivienda en instalar el sistema que permitirá que el sol sea la principal fuente de energía de la vivienda.
Paul Scott, experto en eficiencia energética de la firma EE Solar, de Pomona, comenta que en promedio se tarda entre ocho y 12 años en amortizar —mediante los descuentos en la factura eléctrica— este tipo de instalaciones solares, a partir de los cuales el ahorro es para siempre.
"Mi factura de la luz del año pasado fue de menos de 50 dólares y eso debido a las tarifas por el uso de contadores más que al consumo", dice Scott, matizando que eso incluye toda la energía de su casa y la de su automóvil eléctrico.
Claire Boham-Carter, directora regional de Desarrollo Sostenible de Faber Maunsell, firma que está trabajando con el gobierno británico en un proyecto de mejora energética, comenta que en la Unión Europea (UE) existe ya un sistema de calificaciones de la A a la G que indica en qué medida la residencia o edificio en cuestión es "eficiente" y respetuoso del medio ambiente.
"Se trata de una directiva que todavía tiene que desarrollarse en los diferentes países de la UE, pero significará, entre otras cosas, que el valor de mercado de las viviendas va a verse pronto afectado por esa calificación", dice Boham-Carter, sugiriendo que lo que ya está sucediendo en Europa puede ser una pista de lo que podría pasar pronto en Estados Unidos.
Según PATH, a pesar del peso de la construcción residencial en la economía del país, las inversiones en mejoras tecnológicas en esta industria son mínimas.
Esta organización reporta que puede tomar entre 10 y 25 años para que una nueva tecnología residencial penetre completamente en el mercado.
"La razón principal es que los constructores no están familiarizados con las nuevas tecnologías y se resisten a probar algo nuevo", dice Salas.
El ingeniero añade que aunque construir de forma "más verde" puede incrementar los costos, también en muchos casos ocurre lo contrario.
"Las viviendas total o parcialmente construidos en fábrica cuestan menos porque se hacen más deprisa y generan menos residuos", comenta Salas, quien explica que el aislamiento con que cuentan muchos de estas viviendas puede reducir los costos del sistema de calefacción y aire acondicionado entre un 30% y un 40%.
Dichos ahorros, y la buena conciencia que crea el uso de sistemas y productos beneficiosos para el medio ambiente, son cada vez más apreciados por los consumidores.
"Muchos compradores los valoran con tanto o más interés que el estado de los baños o de la cocina", dice Scott, subrayando que la actitud de los consumidores está siendo decisiva a la hora de impulsar la demanda de "casas verdes".
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