El asunto resultó en un desastre diplomático para el dúo Castro-Chávez y en una de las tragicomedias mas asombrosas de la historia regional, en las que el dúo perdió frente a la coalición de países que tienen interés en desarrollar esta opción energética.
Los presidentes de América del Sur se encontraron el pasado martes 17 de abril, en otra cumbre sin resultados. El tema de los biocombustibles fue el tema central, luego del pacto informal suscrito por Washington y Brasilia para impulsar el alcohol como fuente complementaria de la gasolina. El "gasoducto del Sur no avanzó -pues no hay gas almacenado disponible- y tampoco avanzaron los proyectos de integración energética regional por los problemas legales que abundan.
La reunión tuvo como telón de fondo, el hecho que Luiz Inácio Lula da Silva y George W. Bush quieren desarrollar un mercado mundial de biocombustibles que podría quintuplicar en 10 años la actual producción mundial de 40.000 millones de litros anuales de etanol.
Aunque esos 200.000 litros de etanol representan muy poco para remplazar el uso de la gasolina como combustible en el sector transporte, el acuerdo inicial tuvo mucha repercusión en la prensa internacional y provocó la ira de dos dictadores locales.
Desastre diplomático
El asunto resultó en un desastre diplomático para el dúo Castro-Chávez y en una de las tragicomedias mas asombrosas de la historia regional, en las que el dúo perdió frente a la coalición de países que tienen interés en desarrollar esta opción energética.
En el tema relativo a los biocombustibles, en particular al desarrollo posible de etanol en base a celulosa, no hubo consenso, a pesar de que este es el futuro de ese biocombustible.
No hubo mas avances, porque cuando Venezuela suministra combustible subsidiado -y pagadero en todo tipo de bagatelas si es que se paga- no podía haber ocurrido otra cosa.
Tras esta alianza entre Brasil, Estados Unidos y otros países de la región que producen azúcar y maíz, las acusaciones infundadas de Fidel Castro no se hicieron esperar. Las denunció como una "internacionalización del genocidio" y una "condena de muerte anticipada" para 300 millones de hambrientos -que no conseguirían alimentos de vegetales destinados a manufacturar combustibles- son francamente patéticas.
Acusaciones
Estas acusaciones son insólitas para un país que hace del hambre una política de Estado y de sumisión, con sus tarjetas de racionamiento y con el abandono cruel de sus pobres durante casi cinco décadas.
¿Por qué esta obsesión de Castro con el tema del etanol, que se produce a base de azúcar? Cuba ganaría mas si transformara su producción de azúcar en etanol y la vendiera por un precio mayor al que recibe actualmente. Supongo que hay una razón de orden interno y otro de carácter externo.
En el plano interno, al tirano no le viene en gana vender la producción de azúcar -así sea un precio mucho mayor por el mayor valor agregado del etanol- a un país con valores democráticos y gusto por el comercio.
En el plano externo, no le interesa la independencia energética de otros países. Supongo, de nuevo, que las necesidades del pueblo cubano le importan un bledo.
Por su parte, Hugo Chávez, termina también por contradecirse aunque por otras manías. En febrero del 2007 había pactado con Cuba el desarrollo de unas plantas de etanol y la siembra de caña y yuca por mas de 300.000 hectáreas, además de trece o catorce plantas de etanol. A mí no me entusiasman especialmente esos proyectos, porque siempre los vi como parte de otro proyecto: la migración forzada de la gente de la ciudad, siempre un problema para los socialismos, hacia el campo. Son proyectos característicos de los regímenes que tanto admiran Chávez como su séquito guevarista.
Giro total
Chávez dio un giro de 180 grados parafraseando a su mentor caribeño: "la locura que significa producir alimentos pero no para las personas, sino para los automóviles de los ricos". Hace un tiempo, dijo algunas extravagancias similares sobre los automóviles en Londres. ¿Se le olvida en que tipo de vehículo se desplaza? ¿Cuántos viajes inútiles y onerosos realiza en su costoso avión?
Hubo otro detalle en la frustrada cumbre. Marco Aurelio García, asesor para América Latina del presidente Lula, observó que Chávez y Castro "usan el etanol como combustible ideológico, cuando debería ser sólo combustible". El tema del amor que le acota es algo francamente secundario y un tanto cursi. El punto es si el etanol, o mas precisamente los biocombustibles, especialmente los basados en la celulosa, son una opción energética.
Si existe un "etanol socialista", bueno según los neocomunistas, y otro "etanol imperialista", malo y degradante según ellos; esto es un empobrecimiento del debate sobre el futuro de la energía.
"Buenos"
En uno de sus tediosos discursos, en los que atacó los planes de producción de etanol -diferenciando un etanol socialista "bueno" y otro etanol imperialista "malo"-, Chávez dijo que América Latina "no tiene porqué preocuparse por el suministro energético, por lo menos por 100 años, porque todo el petróleo que necesita está en Venezuela, y podemos producir, durante 300 años, tanto gas como el equivalente al etanol que Estados Unidos consumirá según sus planes".
El petróleo se acaba
Esa visión no es sólo pobre, sino que ignora que el mundo del petróleo se va a acabar mucho antes. Ya estamos viendo cómo se desarrollan nuevas tecnologías que habrán de hacer mas eficientes el uso de combustibles en el sector transporte, que consume cerca de la mitad del combustible del mundo. De esa mitad, el petróleo y sus derivados representan el 93% de acuerdo con cifras de la Agencia Internacional de Energía.
Esta no es una operación de "marketing político", como sostenía alguien. Es la reedición de lo que Castro y Guevara pretendieron hacer con la Tricontinental, el "foquismo", la llamada "estrategia de la media luna" y el Foro de Sao Paulo. Todo para subvertir el Estado de Derecho en América Latina, África y Asia, con el asalto militar a las instituciones y los derechos individuales.
Los presidentes de América del Sur se encontraron el pasado martes 17 de abril, en otra cumbre sin resultados. El tema de los biocombustibles fue el tema central, luego del pacto informal suscrito por Washington y Brasilia para impulsar el alcohol como fuente complementaria de la gasolina. El "gasoducto del Sur no avanzó -pues no hay gas almacenado disponible- y tampoco avanzaron los proyectos de integración energética regional por los problemas legales que abundan.
La reunión tuvo como telón de fondo, el hecho que Luiz Inácio Lula da Silva y George W. Bush quieren desarrollar un mercado mundial de biocombustibles que podría quintuplicar en 10 años la actual producción mundial de 40.000 millones de litros anuales de etanol.
Aunque esos 200.000 litros de etanol representan muy poco para remplazar el uso de la gasolina como combustible en el sector transporte, el acuerdo inicial tuvo mucha repercusión en la prensa internacional y provocó la ira de dos dictadores locales.
Desastre diplomático
El asunto resultó en un desastre diplomático para el dúo Castro-Chávez y en una de las tragicomedias mas asombrosas de la historia regional, en las que el dúo perdió frente a la coalición de países que tienen interés en desarrollar esta opción energética.
En el tema relativo a los biocombustibles, en particular al desarrollo posible de etanol en base a celulosa, no hubo consenso, a pesar de que este es el futuro de ese biocombustible.
No hubo mas avances, porque cuando Venezuela suministra combustible subsidiado -y pagadero en todo tipo de bagatelas si es que se paga- no podía haber ocurrido otra cosa.
Tras esta alianza entre Brasil, Estados Unidos y otros países de la región que producen azúcar y maíz, las acusaciones infundadas de Fidel Castro no se hicieron esperar. Las denunció como una "internacionalización del genocidio" y una "condena de muerte anticipada" para 300 millones de hambrientos -que no conseguirían alimentos de vegetales destinados a manufacturar combustibles- son francamente patéticas.
Acusaciones
Estas acusaciones son insólitas para un país que hace del hambre una política de Estado y de sumisión, con sus tarjetas de racionamiento y con el abandono cruel de sus pobres durante casi cinco décadas.
¿Por qué esta obsesión de Castro con el tema del etanol, que se produce a base de azúcar? Cuba ganaría mas si transformara su producción de azúcar en etanol y la vendiera por un precio mayor al que recibe actualmente. Supongo que hay una razón de orden interno y otro de carácter externo.
En el plano interno, al tirano no le viene en gana vender la producción de azúcar -así sea un precio mucho mayor por el mayor valor agregado del etanol- a un país con valores democráticos y gusto por el comercio.
En el plano externo, no le interesa la independencia energética de otros países. Supongo, de nuevo, que las necesidades del pueblo cubano le importan un bledo.
Por su parte, Hugo Chávez, termina también por contradecirse aunque por otras manías. En febrero del 2007 había pactado con Cuba el desarrollo de unas plantas de etanol y la siembra de caña y yuca por mas de 300.000 hectáreas, además de trece o catorce plantas de etanol. A mí no me entusiasman especialmente esos proyectos, porque siempre los vi como parte de otro proyecto: la migración forzada de la gente de la ciudad, siempre un problema para los socialismos, hacia el campo. Son proyectos característicos de los regímenes que tanto admiran Chávez como su séquito guevarista.
Giro total
Chávez dio un giro de 180 grados parafraseando a su mentor caribeño: "la locura que significa producir alimentos pero no para las personas, sino para los automóviles de los ricos". Hace un tiempo, dijo algunas extravagancias similares sobre los automóviles en Londres. ¿Se le olvida en que tipo de vehículo se desplaza? ¿Cuántos viajes inútiles y onerosos realiza en su costoso avión?
Hubo otro detalle en la frustrada cumbre. Marco Aurelio García, asesor para América Latina del presidente Lula, observó que Chávez y Castro "usan el etanol como combustible ideológico, cuando debería ser sólo combustible". El tema del amor que le acota es algo francamente secundario y un tanto cursi. El punto es si el etanol, o mas precisamente los biocombustibles, especialmente los basados en la celulosa, son una opción energética.
Si existe un "etanol socialista", bueno según los neocomunistas, y otro "etanol imperialista", malo y degradante según ellos; esto es un empobrecimiento del debate sobre el futuro de la energía.
"Buenos"
En uno de sus tediosos discursos, en los que atacó los planes de producción de etanol -diferenciando un etanol socialista "bueno" y otro etanol imperialista "malo"-, Chávez dijo que América Latina "no tiene porqué preocuparse por el suministro energético, por lo menos por 100 años, porque todo el petróleo que necesita está en Venezuela, y podemos producir, durante 300 años, tanto gas como el equivalente al etanol que Estados Unidos consumirá según sus planes".
El petróleo se acaba
Esa visión no es sólo pobre, sino que ignora que el mundo del petróleo se va a acabar mucho antes. Ya estamos viendo cómo se desarrollan nuevas tecnologías que habrán de hacer mas eficientes el uso de combustibles en el sector transporte, que consume cerca de la mitad del combustible del mundo. De esa mitad, el petróleo y sus derivados representan el 93% de acuerdo con cifras de la Agencia Internacional de Energía.
Esta no es una operación de "marketing político", como sostenía alguien. Es la reedición de lo que Castro y Guevara pretendieron hacer con la Tricontinental, el "foquismo", la llamada "estrategia de la media luna" y el Foro de Sao Paulo. Todo para subvertir el Estado de Derecho en América Latina, África y Asia, con el asalto militar a las instituciones y los derechos individuales.
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