En su último informe, publicado con motivo de la celebración, el próximo día 22, del Día Mundial del Agua, WWF/Adena ofrece una lista de los diez grandes ríos del mundo --con diferencia, las mayores fuentes de agua-- que "se están muriendo".
Cinco de los diez ríos de la lista del informe se encuentran en Asia: Chanjiang (antes, Yangtzé), Mekong, Salween, Ganges e Indo; uno en Europa, el Danubio; dos en América, el río de La Plata y el río Bravo o río Grande; uno en África, el Nilo-Lago Victoria; y otro en Australia, el Murria-Darling. La organización ecologista advierte de que la continua pérdida de caudal, como consecuencia de la deficiente planificación y la protección inadecuada de las áreas naturales, indica que no está garantizado que el agua fluya para siempre.
Según Jamie Pittock, director del Programa Mundial de Agua Dulce de WWF/Adena, "la situación de los ríos estudiados en el informe simboliza la crisis del agua dulce", que "muchas organizaciones vienen denunciando desde hace años pero cuyas advertencias han sido ignoradas".
Con esta denuncia, la organización ecologista pretende que los responsables políticos "admitan el problema ahora, y no cuando la emergencia de agua dulce adquiera proporciones difíciles de afrontar". Por ello, hace un llamamiento a los gobiernos para proteger más eficazmente el flujo natural de los ríos y la distribución y uso del agua, con el fin de salvaguardar los hábitats y los medios de vida de grandes poblaciones humanas.
Según el informe, los embalses del río Danubio --uno de los más grandes en Europa-- han destruido el 80% de los humedales y las llanuras de inundación de su cuenca, mientras que el río Indo ya manifiesta una gran escasez, debido al exceso de extracción de agua para la agricultura.
La pesca de agua dulce, principal fuente de proteína y medio de vida para cientos de miles de comunidades en el mundo, está también amenazada, señala WWF/Adena.
"La crisis del agua dulce va más allá de los 10 ríos mencionados en este informe, y refleja hasta qué grado el desarrollo destructivo amenaza la capacidad de la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades. Debemos modificar nuestra manera de comportarnos ahora o pagaremos el precio en un futuro no muy lejano", ha advertido Pittock.
Cinco de los diez ríos de la lista del informe se encuentran en Asia: Chanjiang (antes, Yangtzé), Mekong, Salween, Ganges e Indo; uno en Europa, el Danubio; dos en América, el río de La Plata y el río Bravo o río Grande; uno en África, el Nilo-Lago Victoria; y otro en Australia, el Murria-Darling. La organización ecologista advierte de que la continua pérdida de caudal, como consecuencia de la deficiente planificación y la protección inadecuada de las áreas naturales, indica que no está garantizado que el agua fluya para siempre.
Símbolo de la crisis del agua dulce
Según Jamie Pittock, director del Programa Mundial de Agua Dulce de WWF/Adena, "la situación de los ríos estudiados en el informe simboliza la crisis del agua dulce", que "muchas organizaciones vienen denunciando desde hace años pero cuyas advertencias han sido ignoradas".
Con esta denuncia, la organización ecologista pretende que los responsables políticos "admitan el problema ahora, y no cuando la emergencia de agua dulce adquiera proporciones difíciles de afrontar". Por ello, hace un llamamiento a los gobiernos para proteger más eficazmente el flujo natural de los ríos y la distribución y uso del agua, con el fin de salvaguardar los hábitats y los medios de vida de grandes poblaciones humanas.
Según el informe, los embalses del río Danubio --uno de los más grandes en Europa-- han destruido el 80% de los humedales y las llanuras de inundación de su cuenca, mientras que el río Indo ya manifiesta una gran escasez, debido al exceso de extracción de agua para la agricultura.
La pesca, amenazada
La pesca de agua dulce, principal fuente de proteína y medio de vida para cientos de miles de comunidades en el mundo, está también amenazada, señala WWF/Adena.
"La crisis del agua dulce va más allá de los 10 ríos mencionados en este informe, y refleja hasta qué grado el desarrollo destructivo amenaza la capacidad de la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades. Debemos modificar nuestra manera de comportarnos ahora o pagaremos el precio en un futuro no muy lejano", ha advertido Pittock.
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