jueves, octubre 18, 2007

CLIMATE CHANGE: Alertan que biocombustibles pueden causar problemas

Naciones Unidas (PL) La producción de biocombustibles puede ocasionar daños al medio ambiente y crear problemas sociales, según un reporte de un organismo especializado de la ONU, entregado este miércoles a la prensa.

Entre los efectos negativos de la producción de combustibles a partir de maíz, caña de azúcar y otros rubros agrícolas figura la tala indiscriminada de bosques, así como el encarecimiento y escasez de alimentos, precisa el informe elaborado por Energía ONU.

Según especialistas de ese organismo, encargado de la cooperación de agencias de la ONU dedicadas al tema de la energía, la tala indiscriminada de bosques para crear nuevos espacios a cosechas destinadas a biocombustibles "puede ser catastrófica".

"Esa eliminación de bosques provocaría la destrucción de ecosistemas que son fundamentales para la absorción de carbono de la atmósfera y que podría llevar a un aumento neto en las emisiones contaminantes", afirma el documento.

En el sureste de Asia, la demanda de los biocombustibles ha acelerado la tala de bosques primarios para cultivos de palma.

El informe "Energía sostenible: Un Marco para la Toma de Decisiones" advierte sobre las consecuencias adversas de esa práctica.

Entre ellas destaca que si se dedican las tierras cultivables a cosechas para bioenergía, los precios de los alimentos y materias primas agrícolas podrían dispararse con consecuencias negativas para la seguridad alimentaria.

Expertos de la ONU han señalado que este problema tendrá un enorme impacto en los países más pobres, donde el ingreso de la población depende mucho más de la producción agrícola.

También advierten en el informe que "el uso de monocultivos a gran escala podría conducir a una pérdida importante de biodiversidad, a la erosión de suelo y la filtración de nutrientes".

Via: escambray
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sábado, octubre 06, 2007

CLIMATE CHANGE: Gore discusses global warming in Mexico

Global warming isn't a popular topic in Mexican political circles, but Al Gore traveled to Mexico on Thursday night for the second time in two months because he has found a receptive audience in President Felipe Calderón.

Calderón wants Mexico to be a leader in confronting climate change, not just in Latin America but across the planet.

“Your president is saying and doing some important things,” Gore told nearly 5,000 people at a lecture hosted by Puebla's Benemerita University. “I have met with him. I have also met with opposition leaders, and I sense a growing political will here in Mexico.”

The former U.S. vice president, who will be in Tijuana this morning to present his global-warming program at the Autonomous University of Baja California, arrived at the Puebla auditorium in a caravan of environmentally friendly Honda hybrids.

Once onstage, Gore paced back and forth for 90 minutes, outlining his argument in a dry, professorial manner. He seemed at ease as he crusaded for the cause that some say has made him a contender for the Nobel Peace Prize, which will be announced Friday.

“We have a lot at stake, your country and mine,” he said.

Mexico made its mark on the study of climate change when Mexican scientist Mario Molina was awarded the 1995 Nobel Prize in chemistry for discovering how compounds used in refrigerants and aerosol sprays affect the depletion of the ozone layer.

Molina, a University of California San Diego professor of chemistry and biochemistry, has been a Gore adviser for more than 20 years. Now, Molina is also advising Calderón, who has set environmental protection as a priority of his administration.

Calderón met with Gore in July after seeing his Academy Award-winning documentary, “An Inconvenient Truth.” During that meeting at Mexico's White House, Gore told Calderón that Mexico “plays a pivotal role” in the world effort to control global warming.

“Mexico is a developing country that is handling this issue like a developed nation,” Environment Minister Juan Elvira said yesterday. “The lack of action on the part of other countries has not been an excuse for Mexico to stop working on the climate-change issue.”

Mexico faces massive environmental challenges. Its forests are disappearing at an alarming rate. Pemex, the national oil monopoly, is destroying agricultural land and fishing sites with spillage from pipelines.

But in Mexico City, once the world's most polluted metropolis, tougher environmental measures have helped clean up the air.

Mexico City Mayor Marcelo Ebrard, who also met with Gore in July, has launched his own green agenda.

His government is creating 10 bus lines aimed at reducing the number of cars and smoke-belching microbuses on city streets. Companies with more than 51 employees must now heat at least 30 percent of their water with solar power. The city government is buying paper, folders and pencils made from recycled products.

“We have learned our lesson,” said Oscar Vázquez, the city's director of climate change. “Mexico City still has pollution, but it does not compare with the levels we once had.”

This heightened concern about Mexico's environment is a major shift from 1974, when Molina published his startling discovery about the Earth's atmosphere.

“In the beginning, it was a very esoteric problem because we were talking about invisible gases and an invisible layer protecting us from invisible rays,” Molina said. “Fortunately, that has changed now. In general, people are much more environmentally conscious.”

But as Gore stood before his rapt audience in Puebla, he said people must do more.

“This is really not a political issue,” Gore said. “It is a moral issue. It is an ethical issue and a spiritual issue.

“Do we have an obligation to all those generations who come after us and who depend on us not to destroy their future? That is the question.”

Via: SignOnSanDiego |by
By S. Lynne Walker
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lunes, octubre 01, 2007

BIOCOMBUSTUBLES: Las algas y el biopetróleo

Esta es la marca y el concepto que Bio Fuel System, una empresa con sede en Alicante, va a lanzar al mercado energético y eléctrico en breves fechas. Sus claves son la reducción de costes, una producción casi inagotable, un proceso sostenible al partir de materias primas naturales -las algas- aprovechando la fotosíntesis, la energía solar y el campo electromagnético, y un producto -también carbones- que se convierte en fuente de energía alternativa y equiparable al de origen fósil, al aprovechar el CO 2 y reducir sus emisiones. Su aplicación en el mundo empresarial sirve para distintos sectores como el de la automoción, el eléctrico, el de la cosmética y el de la celulosa.

Tiene el color verde de las algas, contiene cientos de millones de seres unicelulares por mililitro cúbico, y se ha tardado varios años años en dar con la fórmula científica de cultivarlo en un medio artificial. No en vano, detrás de este futuro biocombustible están los departamentos de Biotecnología, Ingeniería Química y Ciencias del Mar de las universidades de Alicante y Valencia.

Sus padres son el profesor de Biotecnología de la Universidad de Alicante, Cristian Gomis, y el ingeniero de Termodinámica, Bernard Stroïazzo. La búsqueda de este último de un sistema que acelerara el ciclo vital de la fotosíntesis por el que las células marinas absorben el dióxido de carbono y expulsan oxígeno, crecen y se reproducen, encontró la respuesta en el biólogo marino Gomis.

BIOCOMBUSTUBLES: Las algas y el  biopetróleo

En estos años se han seleccionado una treintena de cepas de familias de algas clorofíceas a las que se ha alimentado con luz solar, CO2 y una pizca de fósforo y nitrógeno. El resultado ha sido que en esas condiciones artificiales óptimas, sin cambios extremos de temperaturas, ni corrientes, ni depredadores, han acelerado sus procesos vitales y reproductivos. Si en el medio marino la concentración de estos seres es de 300 en un mililitro cúbico, en el sistema BFS llega a 200 millones.

Una sopa verde. La batería de cilindros de plástico transparentes de tres metros de altura y 70 centímetros de diámetro -que hacen de prototipo de la que será una próxima planta industrial- contiene una especie de sopa de color verde, donde cada día esos cientos de miles de millones de seres se dividen en dos cada 12 horas. Es así como la biomasa está servida.

Es igual que la del mar, aunque más densa. O como ocurrió hace 200 millones de años con el fitoplancton en una Tierra en formación, cuando los cataclismos lo sepultaron y se fosilizó, hasta que hace 150 años el hombre comenzó a extraerlo, lo llamó petróleo y creó una sociedad dependiente de este combustible.

El biopetróleo de BFS no tiene el color negro del crudo y no tiene ni azufre ni los metales pesados que se le incorporan en su fosilización. Es sólo materia orgánica con la celulosa y el silicio de la membrana celular.

Cada día se ordeña el cilindro extrayendo la mitad de su contenido, se centrifuga, se devuelve el agua al tanque para que se doble la cantidad de individuos en las siguiente 24 horas, y queda la materia orgánica en pasta para la refinería o seca para carbón. Cada kilogramo de esta masa tiene 5.700 kilocalorías. Tanto como el carbón. Capaz de alimentar plantas térmicas de electricidad, que se verían obligadas a capturar el CO2 de sus chimeneas para alimentar al biocombustible que crece en la planta de al lado, donde digiere su propio carbono y ni tan siquiera hay que transportarlo. Una refinería podría hacer lo mismo. ¿Quién da más?

Bernard Stroïazzo afirma que han logrado reproducir el "mejor intecambiador de energía del Sol que existe, el mismo que hay en los océanos en forma de fitoplancton y que es la base de la cadena alimentaria marina". Gomis señala que "las algas son seres inmortales porque están en crecimiento infinito".

Más del 50% de la masa de las decenas de miles de especies de algas que componen el fitoplancton en los océanos es aceite. ¿Para qué quieren tanta grasa? Simplemente porque tiene menos densidad que el agua y flota en el mar con el fin de estar cerca de la superficie donde llega la luz solar, que es la mitad de su dieta junto al dióxido de carbono en la fotosíntesis.

En BFS logran que, en cada dos metros cúbicos de agua, se produzcan seis kilos al día de biomasa. Esto es miles de veces más que el cultivo anual de soja, girasol o palma, usando mucho menos territorio y menos agresivamente.

El próximo objetivo de la empresa será la primera planta de producción eléctrica de 30 megavatios antes de un año. Necesitarán de una hectárea para instalar el hogar artificial de las algas en cilindros de ocho metros de altura y 70 centímteros de diámetro. Allí producirán la electricidad de 3.000 viviendas con calderas que muevan generadores y recuperen el CO2. El lugar ya está elegido en Alicante y las licencias solicitadas.

Cuatro mercados potenciales De las negociaciones que mantendrán en los próximos meses con las grandes multinacionales dependerá el éxito de su proyecto empresarial, que ha supuesto ya una inversión de 10 millones. El científico ya lo han desarrollado. Pero otro hándicap con el que se encuentran es que Bio Fuel Sysytem (BSF) se está introduciendo en un escenario internacional en el que no sólo priman los criterios económicos y de reducción de costes, sino otros por los que, incluso por la evolución de las cotizaciones y el desajuste de la demanda y la oferta, llegan a tambalearse los mercados. La automoción se plantea como uno de los primeros sectores a conquistar, pero también el eléctrico. De otra parte, en la industria cosmética se encuentra, asimismo, otro punto de mira. Los oligoelementos extraídos de algas pueden aportar un proceso natural y económico a este mercado. Y si se introdujeran en el de la celulosa, como pretenden, se contribuiría a reducir la actual deforestación.


Via: El Mundo|Levante EMV
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BIOCOMBUSTUBLES: La Biorrevolucion, segun Juan Luis Dorado

Algo nuevo se está cociendo en todo el mundo, especialmente en América Latina. Hablamos de los biocombustibles. Es un fenómeno en expansión que en el futuro moverá mucho dinero, grandes inversiones en infraestructuras y puede convertir a Latinoamérica en un nuevo gran mercado para occidente.

Los biocombustibles, especialmente el etanol, están surgiendo como alternativa para sustituir a los combustibles fósiles, además de una forma que ayude a reducir las emisiones de monóxido de carbono a la atmósfera.

El debate está en todo el mundo: ¿son beneficiosos o perjudiciales los biocombustibles para el planeta? Pero quizás habría que dar un paso más en el caso de América Latina, preguntándose si la generación de productos como el etanol son positivos para la situación de la población latinoamericana, sobre todo aquellos más desfavorecidos.

Muchos agricultores de América Latina, especialmente de países como México, Brasil o Argentina, vieron en los combustibles naturales la gallina de los huevos de oro. Comenzaron a usar el suelo agrario para el cultivo directo de biocombustibles, en lugar de aprovechar los restos de otros cultivos, o aprovechar lugares menos fértiles.

Esto significa que no se han plantado nuevas superficies para generar materias primas que produzcan biocombustibles, sino que se están utilizando aquellos terrenos cuya producción estaba destinada al consumo humano o animal. Esto provoca un aumento de precio de materias básicas para la alimentación, porque mientras la demanda sigue siendo la misma, hay menos productos en el mercado.

Como ejemplo solo hay que recordar la crisis de la tortilla de maíz a principios del año 2007 en México. La compra de maíz para producir biodiesel desde Estados Unidos, provocó que los agricultores mexicanos volcasen sus producciones de cara a este nuevo mercado, y la tortilla de maíz, la comida básica de México, llegó a triplicar el precio.

Y lo mismo si miramos a otras partes del mundo, como el Sudeste Asiático, donde muchos países están destruyendo grandes extensiones de selva para crear plantaciones destinadas a biocombustibles. ¿La consecuencia? La contraria al ideal de estos productos: destrucción de bosques y selvas con lo que la atmósfera está más desprotegida.

Siguiendo en este sentido, es evidente que los biocombustibles no tienen el mismo rendimiento que los carburantes fósiles, con lo que sería necesaria una mayor cantidad.

Esto supondría que para que estos carburantes naturales pudieran llegar a ser solamente el 20 por ciento del consumo mundial, habría que aumentar de tal manera su producción, que habría que dedicar la mayor parte de las tierras fértiles del mundo a su cultivo. El efecto: desertización.

En esta primera parte podemos observar que el uso abusivo de estos combustibles ecológicos traería consigo dos cosas: un desastre humanitario (el precio de los alimentos subiría y la población tendría más difícil el acceso a productos básicos); por otro lado, un importante desastre ecológico.

Importancia de una buena gestión
Todo lo expuesto anteriormente puede hacer pensar que es el uso de biocombustibles será a corto plazo algo totalmente nocivo para el planeta. Esa idea tiene su peso, pero en realidad, todo cambiaría si los Gobiernos de los países productores aplicasen políticas correctas a la hora de generar el combustible verde.

Con un 45 por ciento de la producción mundial, Brasil es el principal productor de etanol, y desde los años 80, se lleva aplicando un programa de consumo interno de biocombustible. Ha sido en los últimos cinco años cuando, de la mano del presidente del país, Luis Inácio ‘Lula’ da Silva, ha empezado a llevar sus productos ecológicos al exterior.

Durante un encuentro con el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, el pasado mes de abril, Lula hizo especial énfasis en la importancia de los biocombustibles, calificándolos como “una alternativa limpia”.

Según ha mantenido el Presidente brasileño en numerosos encuentros como la cita con Correa, y últimamente en el Foro de Davos, América Latina tiene que “afrontar el desafío de una energía limpia y creadora de empleo”.

Realmente es cierto que la producción del biocombustible generará numerosos puestos de trabajo e ingresos a los países, pero… ¿se podrá compaginar eso con alimentar a los más pobres?

Sería necesario que la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos proyectasen una pequeña revolución agraria, a la que llamaremos biorrevolución agraria. Para llevarla a cabo sería necesaria una reestructuración del campo, empezando por el reparto de tierras para consumo humano (y animal), y por otro lado, terrenos para biocombustibles.

Pero claro, es evidente que el agricultor que destine sus tierras al carburante, obtendrá mayores beneficios. Será labor del Gobierno saber compensar a aquellos que se dediquen a la agricultura tradicional, o incluso, podría darse el hecho de que un mismo agricultor dividiera su producción.

Lo que está claro es que si esta biorrevolución quiere salir adelante, la prioridad sin duda alguna debe ser el consumo humano. No pueden volverse inalcanzables para los más pobres los alimentos de primera necesidad.

Por ello, para alcanzar la Biorrevolución Agrícola del siglo XXI, los Gobiernos de América Latina deben de aplicar políticas agrarias encaminadas a alcanzar la cohesión social en este terreno.

Esto es, compensar por un lado el aumento de ingresos que el país obtendría mediante la producción de biocombustibles, con mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, pudiendo estos acceder de manera fácil a los productos de primera necesidad (maíz, trigo,…), que son la base de la dieta de la mayoría de los países latinoamericanos.

Aplicando este tipo de políticas, se alcanzaría una doble rentabilidad: mayor beneficio tanto para los ciudadanos y ciudadanas como para el país. Además, se conseguiría evitar la sobreexplotación del campo para conseguir biocombustibles, además de un uso razonable y calculado de las posibilidades del mismo.

Un debate mundial
América Latina se ha convertido en el punto de mira de inversores de todo el mundo en materia de energías alternativas. Tras un estudio, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), anunció que “premiará los proyectos de biocombustibles” en la región, porque ésta posee una “posición única” para desarrollar esta industria.

Según el estudio “Un modelo de energía limpia para América Latina”, son muchos los países los que han iniciado la carrera para implantar estos nuevos sistemas de producción, e implantar la industria del biocombustible. Lo que no dice este informe, es que en muchos de estos países, no se ha sabido coordinar a los agricultores que han dejado de producir para el consumo humano y han pasado a trabajar para los biocarburantes.

Otro informe del BID, titulado “Biocombustibles, ¿la fórmula mágica de las economías rurales?”, habla de tres factores importantes a la hora de producir el carburante verde: “el ahorro de energía, el respeto al medioambiente y el desarrollo agrícola de los países”.

¿Cómo llegando a este objetivo? Quizás mediante esa biorrevolución agrícola de la que hablábamos anteriormente, fomentando siempre la cohesión social y en beneficio de quiénes menos tienen.

Por otro lado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) elaboró el documento “Oportunidades y Riesgos de la Bioenergía”, encargado por Lula. En el informe se recalca la importancia de que los países “diseñen y apliquen políticas que promuevan la rentabilidad de la bioenergía, así como que el beneficio de la producción alcance a zonas rurales y promueva el acceso a los alimentos de los sectores más pobres. De nuevo la biorrevolución agraria.

Además, Estados Unidos y Brasil llevan varios años trabajando conjuntamente en la llamada “Estrategia de Biocombustibles para América Latina y el Caribe”. El objetivo es proponer a los países de la región una acción conjunta en temas como tecnología, financiamiento, aprendizaje, reducción de tasas aduaneras, para la producción de biocombustible a nivel regional.

Aquí salta a la vista, que ni todos los países tienen las mismas capacidades (económicas, de extensión de terreno, de tierras fértiles,…) y que al final, cada Gobierno aplicará las medidas lo más rápido para obtener el mayor beneficio. Sería necesaria una biorrevolución agraria orientada hacia la cohesión social, no hacia el beneficio rápido.

Conclusiones
La bioenergía y el desarrollo de biocombustibles se han convertido en un sector dinámico, en alza, porque gusta en todo el mundo el debate sobre el final de los combustibles fósiles y las nuevas energías.

Pero es necesario que todo el mundo se conciencie de la necesidad de aplicar a nivel global un modelo sostenible de energías alternativas, de acceso al biocombustible. Un modelo que implique beneficio, pero no solo económico sino también social para los pueblos de los países productores.

Las predicciones de los más optimistas datan para el año 2020 el momento en que el consumo de biocombustible supondrá el 20 por ciento del total de carburante gastado en el planeta. Demasiado optimistas. En primer lugar falta ver como evoluciona esta industria, y sobre todo, como lo hace en cuanto a los efectos en las economías y sociedades de los países productores (generalmente más pobres) que los receptores (Estados Unidos y Unión Europea).

Es cierto que se generarán numerosos puestos de trabajo, se respetaría mucho más el medio ambiente con menos emisiones de dióxido de carbono. Pero, ¿y si no se aplican políticas que eviten la tala masiva de bosques para plantar?; ¿y si la mayoría de los productores ve que es más rentable, y dejan de plantar para el consumo humano? Y podríamos seguir…

Los Gobiernos latinoamericanos deberían evaluar de manera tranquila todos los efectos (negativos y positivos) que tiene apostar por la producción de biocombustibles. Es necesario analizar los impactos sociales, económicos y medioambientales que traería consigo a la hora de intentar aplicar políticas sostenibles que fomenten la cohesión social y mejoren las condiciones de vida de todos sus ciudadanos y ciudadanas.

Existirá una demanda de biocombustibles, y América Latina buscará estar en primera fila. Pero los mandatarios actuales y del futuro, no deben olvidar que no solo consiste en servir a los de fuera, sino que tienen que trabajar para los de casa. La región avanzaría si el asunto biocombustibles y la aplicación de la biorrevolución agraria tienen efectos positivos en la calidad de vida de la población.

Pero hoy día, en 2007, no hay que olvidar que esta primera ola de auge del fenómeno biocombustible ha subido el precio de alguno de los alimentos básicos para la gran mayoría de ciudadanos latinoamericanos, como son el maíz y el azúcar.

Llega una nueva oportunidad para América Latina y sus pueblos, para las zonas urbanas y rurales. Un momento que si es bien aprovechado, todos saldrán ganando y no solo unos pocos.

Llega la hora de apostar por los biocombustibles y poner las cartas sobre la mesa, pero cada país debe saber que mano va a jugar. No es una carrera a lo loco por el beneficio a corto plazo, se trata de aplicar un modelo sostenible a la industria del combustible verde en la región, para que toda la sociedad salga ganando: unos porque generan ingresos y puestos de trabajo, y otros porque pueden permitirse comer cada día.

Author: Juan Luis Dorado
Via: Globalaffairs.es

UNITED KINGDOM: National Express Group signs renewable energy deal with E.ON UK

National Express Group has signed a contract to use renewable energy supplied by E.ON UK as part of the bus company's drive to become a low carbon business.

The E.ON-supplied electricity will be used across the group's 300 sites, including stations, maintenance facilities and offices. It will also provide electricity for the Midland Metro in the West Midlands, National Express said.

"Moving to green electricity is part of our strategy to make National Express Group a low carbon business; we now have the first emission free light rail system in the UK and are looking at ways to apply this to our electric trains which include c2c, 'one' railway and the new East Coast franchise," Richard Bowker, National Express' chief executive said in a statement.


Via:Thomson Financial
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