Digamos que hay varios. El primero, contrastar nuestro plan de lucha contra el cambio climático con otras experiencias. El segundo, conocer más de cerca cómo se están produciendo las negociaciones internacionales en esta materia, saber cómo está el ámbito científico y la elaboración del informe del panel intergubernamental de las Naciones Unidas, el IPCC. En 2007 se publicará el informe sobre la situación del cambio climático en la Tierra, y nos interesa saber cómo está. Además, dentro de la red de gobiernos regionales por la sostenibilidad en la que estamos inmersos, queremos ver otras prácticas de adaptación al clima.
El Informe Stern del Gobierno británico, el documental Una verdad molesta de Al Gore... La necesidad de actuar frente al calentamiento del planeta se ha teñido de actualidad en las últimas fechas. ¿Cuál es la trascendencia de la cita de Nairobi?
Se van a tratar aspectos decisivos, como el hecho de qué va a ocurrir después de Kioto. ¿Qué va a pasar a partir de 2012? ¿Se va a mantener un régimen jurídico similar? ¿Van a entrar nuevos países como Australia o Estados Unidos? ¿Se van a trabajar mucho más las tecnologías bajas en carbono? Son temas de enorme relevancia.
Estados Unidos parece seguir su propio camino. ¿Existe suficiente implicación internacional?
Hay diferentes niveles de implicación. Es cierto que Estados Unidos está mirando hacia otro lado y es responsable de casi la mitad de las emisiones del mundo. Debería ratificar el protocolo inmediatamente y ponerse en primera línea de actuación. Por lo que respecta al ámbito europeo, hay una absoluta sensación de que el cambio climático se está produciendo y de que en el futuro va a traer problemas, quizá mayores. Y hay una apuesta absoluta. Asimismo, hay una serie de países de economías emergentes que, aunque no estén en ese marco, pretenden entrar en el mecanismo de Kioto.
Hay quien ha tildado esos posibles efectos futuros de catastróficos. ¿Comparte esa visión?
Hay que ser cuidadosos. Todavía no existe ningún estudio serio que diga que el efecto sobre la costa o la temperatura será éste o aquél. Estamos trabajando para saber cuáles pueden ser los impactos que se deriven del cambio climático en la CAPV, aunque aún no hay resultados. Es verdad que, poco a poco, se están viendo ciertas reacciones climáticas que quizás tengan sentido desde la perspectiva del cambio climático, pero en torno a la incidencia de este último en la CAPV hay que ser cuidadosos hasta que no tengamos más información. Aún es pronto. A escala internacional, también, en uno o dos años habrá datos claros.
En lo que tiene que ver con la intervención del hombre, ¿tiene solución el futuro del planeta o es ya demasiado tarde para remediar el daño causado?
Creo que sí tiene remedio, hay que trasladar una visión optimista. Se está trabajando para reducir las emisiones desde una perspectiva de mitigación pero, al mismo tiempo, con políticas que nos permitan adaptarnos a esos efectos una vez convivamos con ellos. Quizás hemos actuado tarde a escala global, nos ha costado a todos adaptar compromisos serios relacionados con la ratificación de Kioto, pero hay una apuesta general de muchos países en relación a una agenda de compromisos y obligaciones.
¿Existe esa misma apuesta en las sociedades, en los individuos? ¿O pecamos de egoísmo sin pensar en futuras generaciones?
Se tiene que producir un cambio cultural. En la medida que parte de la afección proceda de la actividad humana, se requiere un cambio de hábitos y cultural que implique actuaciones más sostenibles.
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