El fomento de energías renovables a partir de cultivos energéticos abre un «nuevo escenario» para el sector agrario, cuyas claves se intentaron desvelar en la jornada informativa organizada ayer por Coag Zamora con la asistencia de casi medio millón de agricultores. El acto contó con la presencia del número dos del Ministerio de Agricultura, Josep Puxeu, quien avanzó sus conversaciones con el secretario general de Energía para sacar adelante un real decreto que regularice la obligación de introducir etanol y biodiésel en los combustibles, pudiendo incrementar el porcentaje obligatorio del 5,4% previsto en el Plan de Fomento de Energías Renovables hasta 2010; «si podemos ir más lejos, lo vamos a intentar».
Con esta medida, el Gobierno lanza una apuesta por las energías renovables y los combustibles como alternativa de suministro que tendrá sus efectos a nivel productivo porque «habrá muchas hectáreas que deberán optar por el suministro de cereales o remolacha para usos alimentarios o para usos energéticos, mediante el contrato con las empresas que se dediquen a la transformación», explicó Puxeu.
A esta iniciativa se suma el planteamiento, «muy serio», de que las tierras de retirada o de barbecho se pongan de nuevo a disposición de crear riqueza y renta para producir biocarburantes. «Estamos ante un escenario cambiante que se va modificando semana a semana y es una buena noticia para los agricultores que se abran estas expectativas». Sin embargo fueron los propios agricultores quienes expresaron al alto cargo del Ministerio la «incertidumbre» que aún suscitan las energías alternativas, como se encargó de apuntar el coordinador provincial de Coag, Miguel Blanco. «Si no hay una mejora de precios, una mejora de los incentivos, una política de contratos y si no se estima que la orientación tiene que ser en defensa de un modelo social de agricultura y no reproducir el modelo PAC para los cultivos energéticos, esto no será una alternativa». Para Coag, producir energía renovable es inherente a una «política energética sostenible en la que se prime, con las leyes de desarrollo rural y los planes de desarrollo regional, una política desde la óptica de lo sostenible».
Mucho más optimista se mostró el secretario general de Agricultura, para quien, pese a que no se contempla el incremento de las ayudas de 45 euros por hectárea, «las condiciones ya son favorables», aunque matizó que «habrá que avanzar en la vía contractual entre la posición de los agricultores y cooperativas en el accionariado de las empresas». Porque, no deja de ser «una paradoja ver cómo plantas como la de Babilafuente (en Salamanca) se aprovisionan con producto de países terceros y a veces no ejecuta sus contratos sobre territorio. «Son temas que habrá que ajustar».
Según Puxeu, «el agricultor es quien menos problemas debe de tener en el escenario a partir de 2009 porque debería sólo preocuparse si su producción va a usos alimentarios o energéticos. La opción de si se va a una reducción de remolacha para usos alimentarios o energéticos la tendrán que tomar las empresas productoras de azúcar en función de sus necesidades estratégicas». Y en el caso de que se produjera una caída de precios, «deberá ser compensada con el máximo de ayudas; no estamos hablando de reducir ni una hectárea de producción».
Según destacó Miguel Blanco, en España «se ha multiplicado por veinte la superficie de cultivos energéticos». Sin embargo, los 45 euros por hectárea «son muy escasos, no llega ni con mucho a los precios de mercado de los productos convencionales. Y en estas condiciones difícilmente puede continuar el sector cultivando cultivos energéticos la próxima campaña. No puede ser que los convencionales estén en el mercado a un precio muy superior a otro que tiene que incentivarse como el cultivo energético. Este no es el camino, por tanto las incertidumbre son muy grandes», alertó el coordinador provincial de Coag.
En la jornada informativa participó también Carlos Alberto Fernández, del Departamento de Biomasa del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, quien explicó la situación actual en España, con trece plantas en explotación -tres de bioetanol y el resto de biodiésel- y una capacidad de producción que sobrepasa el medio millón de toneladas. «Las perspectivas indican que incluso se podría superar ese nivel». El biodiésel (combustible líquido similar al gasóleo producido a partir de biomasa o de aceites de fritura) se consume y hay una red de casi trescientas gasolineras en todo el país. En bioetanol estamos entre los primeros productores europeos. «Lo que queremos es que no pare ese ritmo».
La relación con las industrias y el mal ejemplo de la planta de Babilafuente
La jornada nacional sobre cultivos energéticos suscitó gran interés entre los agricultores zamoranos, que completaron el amplio aforo del salón de actos de Caja España, en La Marina. El objetivo era claro: si Zamora «tiene posibilidades» de producir cultivos energéticos como una alternativa a los tradicionales, el sector agrario demanda información de las administraciones y las industrias, con las que se impone «una relación contractual justa que permita la igualdad entre productores e industriales», destacó el responsable de Coag en Zamora, Miguel Blanco. «No puede ser que el último eslabón de la cadena, el productor, sea el más débil y los otros eslabones obtengan grandes beneficios».
La organización de la jornada responde a la emergencia de los cultivos energéticos, como la biomasa y biocombustibles, que se presentan como una oportunidad de diversificación del medio rural. Según Miguel Blanco, Zamora y la Comunidad Autónoma, donde hay 86.000 hectáreas de superficie dedicada a cultivos energéticos tan solo por detrás de Castilla-La Mancha, «es una zona neurálgica importantísima». Prueba de ello son las contrataciones con la firma Abengoa Bioenergía o la perspectiva de futuro que se plantea con Ecobarcial o el proyecto de Babilafuente, en Salamanca; también en la zona del Esla donde una una empresa va a general biodiésel, o Acor con la fábrica de diesel en Olmedo. Sobre la experiencia de la plata de bioetanol (producto de la fermentación de plantas ricas en azúcar o almidón que puede ser utilizado como sustituto de la gasolina) de Babilafuente reflexionó Aurelio Pérez, coordinador de la Coordinadora Agraria de Coag en Castilla y León. Se trata de una de las mayores plantas de Europa, con una capacidad de molturación en torno al millón de kilos de trigo diarios. Presenta unas «expectativas grandísimas». ¿Problema?, «que se abastece de producto importado casi en el cien por cien, y empezamos a preocuparnos porque entendemos que las industrias construyen esas fábricas para ganar dinero y nos dejan al margen. Vamos a ver en qué medida los agricultores de Castilla y León podemos beneficiarnos de esta fábrica siempre y cuando nuestras producciones tengan una rentabilidad adecuada».
Source: La Opinion
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