sábado, diciembre 02, 2006

Revista del Consumidor España

Eficiencia energética
Provechosa para el medio ambiente y para el bolsillo El agotamiento de las fuentes de energía no renovables, el ahorro monetario o el cuidado del medio ambiente son algunas de las razones por las que comenzamos a familiarizarnos con el término eficiencia energética, pero, ¿de qué se habla exactamente cuando se utiliza esta expresión? De algo tan sencillo como de la adecuada administración de la energía y, en consecuencia, de su ahorro
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La energía es algo que utilizamos a diario y constantemente desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, pero raramente pensamos en cómo administrarla no sólo para ahorrar dinero, sino también para ayudar al medio ambiente. Y es que debemos tener claro que es la propia naturaleza la que más caro pagará todos nuestros derroches energéticos, sobre todo si se considera que tan sólo el 6% de la energía utilizada en España proviene de fuentes renovables.
Resulta prioritario, pues, reducir esta dependencia económica del petróleo y de combustibles fósiles - se trata de fuentes que poco a poco se agotan- y para ello hay dos soluciones: potenciar el uso de fuentes alternativas y renovables y, aún más importante, aprender a usar eficientemente la energía, cuestión en la que todos tenemos igual responsabilidad. El ahorro de energía se puede conseguir en cualquiera de las actividades diarias y, además, hoy día hay muchos adelantos tecnológicos orientados a este fin, que han obtenido buenos resultados. Se calcula que desde 1970 hasta la actualidad se ha consumido un 20% menos de energía para generar los mismos bienes.
Cómo hacer más eficaz el consumo de energía?
Las lámparas fluorescentes (llamadas de bajo consumo) difieren en muy poco de las convencionales y, además, están diseñadas para sustituir directamente a las lámparas incandescentes tradicionales. Las ventajas de su uso son numerosas: consumen un 20-25% menos, duran hasta 8.000 horas (8 veces más) y alcanzan la rentabilidad alrededor de las 3.000 horas de funcionamiento, por lo que se recomiendan especialmente en usos de conexión prolongada. No obstante, no se recomienda su uso en lugares donde tengan un apagado y encendido frecuente, ya que su consumo se hace rentable a partir de la media hora de funcionamiento.
Las técnicas de aislamiento térmico, que consisten en incorporar a los cerramientos de edificios (muros, suelos, cubiertas, etc.) materiales que oponen gran resistencia al paso del calor, reducen las pérdidas de calor que se producen en invierno y, adicionalmente, evitan que penetre en verano. En resumen, el aislamiento térmico sirve para ahorrar energía por reducción del consumo de calefacción o aire acondicionado, además de asegurar el confort interior tanto en invierno como en verano. La gama de materiales que se pueden encontrar en el mercado es cada vez más amplia, pero los más habituales son el corcho y aglomerados de madera, las fibras minerales, el poliestireno, el vidrio celular o el poliuretano. Su elección dependerá del lugar en el que se vaya a utilizar.
Respecto al ahorro de combustible en el transporte, los hábitos de conducción constituyen un factor clave para no gastar más de lo necesario cada vez que se utiliza el automóvil. Para comprender la relevancia del ahorro de energía en motores y la importancia de apostar por las energías renovables, baste con saber que en España el transporte emplea casi la mitad de todo el petróleo consumido en el país, y que en todo el mundo los automóviles son los principales responsables del consumo de petróleo. La aportación de los usuarios pasa por conducir a menor velocidad o sin aceleraciones bruscas para reducir el consumo.
Con nuestra actitud en el hogar también podemos ahorrar energía y no sólo recortar así nuestras facturas de luz y de gas, sino también ayudar al medio ambiente. Se trata de tener en cuenta pequeños hábitos a la hora de realizar las labores del hogar o, simplemente, estar en casa.
Cargar la lavadora al máximo para hacer el menor número de lavados posible
Planchar la mayor cantidad de ropa cada vez y no dejar este electrodoméstico encendido más de lo necesario
Cerrar bien el refrigerador
Apagar los aparatos de audio y video cuando nadie los utilice
Encender las luces sólo cuando se necesiten, utilizar siempre que se pueda la luz natural
No calentar excesivamente la casa para luego acabar abriendo las ventanas debido al calor (hay que recordar que la temperatura ideal en el hogar es de 22º)
A la hora de cocinar, tapar siempre las cazuelas para no despilfarrar calor.

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