sábado, abril 28, 2007

CLIMATE CHANGE: El cambio climático estrecha el cerco a los gobiernos

by ANNA GRAU

El calentamiento global va a ser grave y es posible que no haya modo de evitarlo. Pero los gobiernos de todo el mundo están en primera línea de la responsabilidad de contenerlo o por lo menos retrasarlo. Hay que reducir como sea las emisiones de gases invernadero. «Como sea» incluye ralentizar el crecimiento económico mundial alrededor de un 3 por ciento en los próximos 30 años, ir renunciando a las energías más sucias en favor de las más limpias y obligar tanto a las grandes potencias, tipo Estados Unidos, como a los países en vías de desarrollo. Por ahí van los tiros del nuevo borrador que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) va a poner sobre la mesa la semana que viene en Bangkok. Y en noviembre, en Valencia.

Materiales y diseño
Temiéndose que, una vez más, los acuerdos habrá que buscarlos a cara de perro, los expertos han empezado a filtrar sus conclusiones provisionales. The New York Times era uno de los medios que ayer presagiaba de qué se hablará en la capital tailandesa.

Según este diario, los expertos consideran que los países en desarrollo, que viven precisamente ahora un imparable proceso de industrialización, tienen las mayores oportunidades de éxito contra el cambio climático, especialmente si eligen bien sus centrales energéticas y el diseño de sus edificios. El informe explica que cambiar los diseños convencionales y elegir bien los materiales de construcción puede ahorrar más de un 30% de las emisiones de gases de los edificios previstas hasta 2020.

Desde su creación en 1988, el IPCC, que involucra a miles de expertos científicos de centenares de países, no ha dejado de endurecer sus informes. El pasado febrero, en Bruselas, fue tajante: el calentamiento global se dispara, se dispara más allá de lo asumible, y no lo hace por causas naturales. Es la mano del hombre la que aprieta el gatillo. La temperatura mundial aumentará entre 1.1 y 6.4 grados centígrados a lo largo del presente siglo. Con un aumento de 2 grados basta para que desaparezca el 30 por ciento de las especies.

Parece la versión científica del Apocalipsis de San Juan, cuando ni siquiera ha acabado de abrirse el cuarto sello. En la reciente última entrega de su cuarto informe en curso, el IPCC pasó a detallar la amenaza casi país por país. España, muy vulnerable en su vertiente mediterránea, lo tiene crudo ya a partir del 2020: subidas de temperatura que en verano pueden llegar a los 7 grados alrededor de 2070, más incendios, caída en picado de los recursos hídricos, posible desaparición del Delta del Ebro y de la Manga del Mar Menor, tragados por la subida del nivel del mar, etc.

Ahora hay que ver qué se hace. Es en el momento de buscar soluciones que surgen los desacuerdos, internacionales y domésticos. El gobierno actual de Estados Unidos sigue ignorando el Protocolo de Kyoto, mientras su opinión pública es cada vez más beligerante en contra de esa política. En España, todo el mundo está con Kyoto, pero falta mucho para cumplirlo.

En la última gran cumbre del IPCC, fueron Rusia, Arabia Saudí y China quienes más embrollaron el consenso, cuestionando los borradores casi punto por punto. En Bangkok es fácil que suceda lo mismo, si se confirman las filtraciones previas y el dato de que son los países en vías de desarrollo (o en un punto clave de su despegue industrial y tecnológico) los que más esfuerzos pueden tener que hacer. Incluso los países que quedaron exentos de las recomendaciones de 1997, en atención a sus urgentes necesidades de desarrollo, serán llamados al orden esta vez.


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