La fiebre de la energía solar llega también a las constructoras medianas. La catalana Copisa, que factura 800 millones anuales, prepara su entrada en este negocio con un gran proyecto en el que invertirá en torno a 67 millones. El objetivo es diversificar.
El grupo construirá tres plantas de energía solar fotovoltaica (se transforma en electricidad) en Ciudad Real, una de ellas en el municipio de Pedro Muñoz, de 7,9 MW de potencia y el resto en Alcázar de San Juan (1,7 MW). En global, alcanzarán una potencia de 9,6 MW, algo superior a la que posee la huerta solar que Acciona inauguró el sábado en Milagro (Navarra) y que es la de mayor producción del mundo, según los datos de este último grupo.
Pero lo que diferenciará las plantas de Copisa del resto es su tecnología, explican fuentes de la empresa que preside Josep Cornadó. Sus placas solares serán las primeras en incorporar inversores de potencia, de tal forma que en vez de generar electricidad a baja tensión y luego transformarla a media, la energía se producirá directamente a media tensión. Asimismo, las instalaciones tendrán seguidores con dos ejes de rotación, con lo que podrán seguir la luz solar tomándola siempre con un ángulo de 90 grados para aprovecharla al máximo. La idea de Copisa es que las instalaciones empiecen a funcionar entre julio y septiembre.
Para materializar este primer paso dentro de su apuesta por las energías renovables, el grupo catalán ha creado la empresa Peninsular Fotovoltaica junto a su socio, la compañía castellano-manchega Solventus Industrial.
Copisa -que surgió de la fusión entre Copisa y Comapa- se une así a la estela de constructoras como Acciona, Isolux, Sacyr o ACS que han decidido entrar en el negocio de energía solar. El principal atractivo es que se trata de una energía subvencionada, lo que garantiza unos ingresos. Pero es que, además, el nuevo decreto sobre renovables que está en tramitación prevé elevar la prima que actualmente recibe esta energía verde.
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